miércoles, 28 de noviembre de 2007

Cuento de ayer


* Foto (con filtro) de algunas de mis viejas y queridas zapatillas de los 90´s, recientemente aparecidas entre bolsas olvidadas. Hoy están en la basura. Mañana es mejor. Hoy es siempre.


Decidió caminar por la avenida transitada. Ni el ruido del trafico podía distraerlo de pasearse frente a todos con silencioso y despreocupado optimismo. La hora pico, era para el, tiempo de buenas noticias. Paradójicamente, comenzaba a reencontrarse consigo mismo mientras andaba zigzagueante esquivando gente en un mar de desconocidos; el ir y venir de todos ellos no hacia mas que confirmar su aquí y ahora en el mundo, sabia que con aquella noticia el tiempo se detuvo, era momento de permitirse soñar despierto. Plaf. Detuvo su marcha abruptamente; quieto e inmóvil miro su pie izquierdo sumergido en un rectángulo de agua que alguna vez supo ocupar una baldosa de 30 x 30. Miro el cielo, nuevamente su pie...tomo aire, negó con la cabeza y maldijo en silencio "la puta madre, me cago en el mundo real”, penso. Otra vez puesto a tener equilibrio. Asumió el desafió y por un instante se mantuvo parado en un solo pie mientras sacudía el otro con insistencia; logro evacuar el agua, no la suerte. Al día siguiente, se puso los zapatos secos y salió a renovar la suerte. Tuvo éxito, nunca se cayo.

1 comentario:

Cierro comillas dijo...

Tengo anécdotas de equilibristas...había un vez un equilibrista que caminaba por las cuerdas con virtuosismo. El público solía aplaudirlo fervientemente, pero a él le costaba aceptar que tan fecundo espectáculo dependiera al 100% de su determinación.
Su mejor acto era cambiar de cuerdas a mitad de camino, era lo que más disfrutaba, pero tenia siempre una cuerda a mano por las dudas de que su salto no fuera seguro, el confiaba en si mismo… digamos a un 80%.
Una tarde, en medio de el expectante acto, cambio de cuerdas con un salto deslumbrante y único al caer se percato de que no había a su alrededor cuerda de seguridad, por un instante flexionó levemente las rodillas, tomo impulso y quedo perfectamente parado sobre sus pies, fue ahí, en ese momento en el que debió darse cuenta de que nunca se caería, que podría cambiar de cuerdas de la manera que quisiera y que siempre caería bien parado...sonrió sutilmente, satisfecho y pleno. El público aún lo aplaude de pie gritando bravo!!!!