martes, 2 de octubre de 2007

El Mero hecho de reírse

Un Mero es un bicho muy simpático, para quienes no lo conocen, es un pez y yace envuelto en papel film en las góndolas del supermercado. Para aquellos apasionados del mundo submarino, el Mero se distingue fácilmente del resto...por la etiqueta.
La cosa es que el bicho un día mordió el anzuelo y termino donde termino. Por tonto o por suicida lo mismo da, en el mejor de los casos el destino es el horno o el frezzer (nicho helado reservado para langostinos, berberechos y demases colegas submarinos)
Particularmente, este bicho es bastante bobo (sacrifica su vida por una lombriz) y estándar (hay que condimentarlo)... Para los gourmet, queda rico con crema, cebolla y vino blanco. Es ideal comerlo con gusto...y acompañado. Si bien la naturaleza es sabia, en cuanto al PH tiene sus limitaciones. Mal no estaría que el bicho coma anchoas y quede salado, todo no se puede, para eso esta la paella.

Aunque cueste imaginarlo los peces son seres vivos, que nadaron antes de tener un codigo de barras en el lomo. Es tan apasionante su vida que debería tener su propio libro con ilustraciones que enseñen su biografía. Si existe un libro para las cebras, también ellos deberían tener el suyo. Pero ya sabemos como la prensa opera a favor de animalitos mas “redituables”. Por que la cajita infeliz del payaso imbecil no viene con un mero para jugar?. Por el olor?. Ok, pero que culpa tiene el Mero del olor de la hamburguesa?.
En este sistema hipócrita vende mas una cebra que un mero, claro, en función a los costos es mas económico producir las rayas de las cebras que los olores del Mero. Si, si, el mundo capitalista funciona así, sino para cruzar la calle o para distinguir a los presos tendríamos como referencia el olor a Mero, pero no, por cuestiones de costos la cebra tiene el monopolio de la distinción.
Si algo esta claro es que este mundo no esta hecho para el Mero...hagámoslo.

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