viernes, 19 de octubre de 2007

El hombre de la Laguna


De mi anecdotario personal.
De niño fui a un colegio del Estado. Para quienes fuimos púberes en los ochenta, el Estado cabía en un edificio, no había ministerios ni secretarias, el Estado era, paradójicamente, una jornada larga, sin patria y completa, con patio grande donde siempre había un escenario. El escenario era un espacio sacro, velado y prohibido, estaba reservado para acontecimientos especiales. Cualquier niño que se atrevía a pisar sus tablas escapándose de una mancha u ocultándose en una escondida, era inmediatamente obligado a bajarse de alli por los celadores del orden y el progreso (agentes represores excedidos en años, maquillaje e histeria). El escenario de un colegio del Estado solo abría su telón vetusto una vez al mes, con suerte y cooperadora a favor. Por ese espacio desfilaron luminarias de poco brillo en la constelación del espectáculo. En el escenario de mi colegio, por ejemplo canto Zamba Quipildor, pero no fue el único, allí di mis primeros pasos en la actuación y demostré mis pocos dotes musicales tocando los toc tocs. Recuerdo que me oculte detrás de la formación musical cuando perdí el ritmo para no perder la dignidad. Ese escenario también fue testigo de encuentros familiares, donde con la excusa de sortear premios, se convocaba espectáculos de artistas psudo-profesionales, que ante los abucheos del publico terminaban pateando platos de locros entre los allí reunidos. En fin, pobres espectáculos, grandes recuerdos. Allí también aprendí a ser espectador no pasivo. Recuerdo que una vez se convoco a Titanes en el Ring. Allí acudieron los luchadores de menor cache dentro de el staff pugilistico. Las cuotas impagas impidieron traer a personalidades como Martin Karadagian, la Momia o Pepino, y al mismo precio pudieron traer a 10 o 12 enmascarados de segunda categoría. Así y todo, para los niños, el espectáculo era prometedor. El evento era similar a cuando el tio gracioso se disfraza de Papa Noel, todos los niños saben quien es, pero le hacen la segunda para pasar el rato y no hacerlo sentir patético. En fin, la cosa es que en una de las luchas programadas entro Dink-C, aplaudido por los niños, repartiendo a su paso, sobrecitos de jugo, una docena no mas, el resto seguro se lo guardo. Su rival…el hombre de la laguuuunaaaaa. El malo. Este ultimo, disfrazado mitad rana, mitad alienígena, representaba a un "ser oscuro surgido de las profundidades de una Laguna", el cual, en su camino al ring, al acercarse al palco donde estábamos todos nosotros (niños de o mas de 10 años) no tuvo mejor idea que abrir su boca y dispararnos desde su garganta, un chorrito de agua al mejor estilo bombero loco. La respuesta del público infante no se hizo esperar, en ese momento, una horda de niños enardecidos coincidio al mismo tiempo y sin solucion de continuidad, en devolverle la gentileza con pseudos escupitajos certeros que apuntaban directamente a toda la humanidad disfrazada de ese personaje. Lo que recuerdo es que el buen hombre, travestido en “ser de las profundidades”, maldijo con una mano, mientras con la otra intentaba limpiar un vestuario empapado e inutilizable para cualquier otra función continuda.

Moraleja: Aqui y en el Atlantis uno da lo que recibe, despues recibe lo que da...nada se pierde, todo se transforma. (...)

1 comentario:

celeste dijo...

Puff me emocione al leer esto , y te preguntaras por que soy la nieta de ese hombre del que hiciste este posteo, el hombre de la laguna(Dimas emilio fernandez alias gallego asi lo conocian en titanes sus amigos peuchele martin pepino).... No se que decir me sorprendio al ver esto... simplemente no tengo palabras estoy orgullosa de tener un abeulo asi, si bien elya no esta fisicamente con nosotros pero se que estaria feliz tantocomo lo estoy yo al ver esto. Simplemente gracias por recordarlo no tengo mas palabras estoy muy emocionada... Celes